Ya olvidé cuantas veces me dije, "Déjalo,
hace la tuya. No pienses que van a cambiar las cosas, van a ser así para
siempre". Y ahí estaba yo, como una estúpida detrás de su luz sin saber lo
que iba a suceder. Mentira, sabía que iba a pasar y no quería admitirlo. No
quiero admitirlo. Nunca sentí
esto, de no querer perder a alguien, ese miedo, esa sensación cuando te das
cuenta que no le importas que ya sos una más en su historial. Tengo miedo,
mucho miedo, no quiero que vuelvan todos esos sentimientos horribles y se
queden en mi para siempre. ¿Será que nunca voy a poder querer a alguien?, ¿Será
que, otra vez, todo esto es en vano?, ¿Por qué siempre aparece cuando yo estoy
bien?. Miles y miles de preguntas que no puedo contestarme, o quizás no quiero
contestarlas porque se cuales son las respuestas. Y no son precisamente las que
quisiera escuchar.
martes, 19 de marzo de 2013
lunes, 18 de marzo de 2013
"De
veras, todavía le tengo estima pero estoy segura de que no hubiera podido ser
ni medianamente feliz con él.” “Bueno,¿por qué estás tan segura?¿No decías que
es un buen tipo?” “Claro que lo es. Pero no alcanza. Ni si quiera puedo
achacarle que él sea muy frívolo y yo muy profunda, porque ni yo soy tan
profunda como para que me moleste una buena dosis de frivolidad, ni él es tan
frívolo como para que no llegue a conmoverlo un sentimiento verdaderamente
hondo. Las dificultades eran de otro orden. Creo que el obstáculo más
insalvable era que no nos sentíamos capaces de comunicarnos. Él me exasperaba;
yo lo exasperaba. Posiblemente me quisiera, vaya uno a saberlo, pero lo cierto
es que tenía una habilidad especial para herirme.”
La Tregua, Mario Benedetti.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)